“Así ha dicho Jehová: Reprime del llanto
tu voz, y de las lágrimas tus ojos; porque salario hay para tu trabajo, dice
Jehová, y volverán de la tierra del enemigo” (Jeremías 31:16).
Miles de padres cristianos hoy en día
tienen el corazón destrozado, se afligen por sus hijos e hijas rebeldes. Cuando
oran, los cielos parecen de hierro y comienzan a preguntarse si Dios alguna vez
los restaurará.
Pero lo cierto es que no deben desistir
y lo más sabio es continuar suplicando por las promesas de la Palabra de Dios
porque el Eterno dice en Isaías 49:25 “Tu pleito yo lo defenderé, y yo salvaré
a tus hijos”.